22 octubre 2006

La radicalidad del ser humano

El ser humano es un animal, pero es un animal especial porque tiene algunas características, difíciles de descubrir, que hacen de él un ser único en la naturaleza, y que lo diferencia en gran parte del resto de los animales. La tarea de descubrir estas diferencias ya fue señalada históricamente por Aristóteles para él que el ser humano es un animal con capacidad racional, es decir, es capaz de pensar, crear, juzgar y actuar. Además, tiene dos facultades propias de su especie, a saber: la facultad intelectual y la facultad volitiva. Asimismo, Aristóteles no le daba a estas facultades un órgano que actuase como referencia sensible al igual que el ojo para la vista.

Sin embargo, en toda la Historia del Pensamiento siempre se ha buscado arrebatar al ser humano del pedestal que ocupa por encima de toda la naturaleza, y en los últimos tiempos se han investigado otras especies para certificar que el ser humano no está por encima de todo lo creado, al menos en grado cualitativo. Pero, por mucho que se haya descubierto es innegable la radicalidad del ser humano como lider de toda la naturaleza.

Una primera característica que llama la atención en el ser humano es la inespecifidad biológica de la que hace gala. Los animales tienen instintos, mientras que los seres humanos tienen tendencias, es decir, el animal no puede poner freno a lo que su naturaleza le exige a cada momento, mientras que el ser humano tiene una apetencia que le inclina hacia un bien, pero que no coarta su libertad a la hora de actuar; esa tendencia no tiene por qué ser obedecida.

Así, se entiende porque el ser humano no tiene garras ni un pelaje caliente y protector, no tiene una fuerza exagerada ni alcanza velocidades asombrosas. El ser humano es radicalmente inespecífico, y esta inespecifidad afecta a su supervivencia. Por eso, necesitamos de los cuidados maternos y paternos durante un largo periodo de tiempo. Sin embargo, el ser humano tiene algo que no tienen los demás: una capacidad intelectual y volitiva muy desarrollada comparada a la que podemos encontrar en otros animales.

Es cierto que los delfines, por ejemplo, tienen un alto grado de desarrollo de su inteligencia, pero aunque eso sea así no significa que estén al nivel del ser humano. Muchos pensadores contemporáneos afirman que el hombre no es único porque en la naturaleza nos encontramos con animales con inteligencia y una cierta capacidad volitiva, que pueden hacer planes con vistas a un futuro muy cercano y que incluso trabajan por el bien de la especie. Pero esto no significa que el ser humano pierda su principal diferencia con respecto al resto de las especies. Es que más que una diferencia cualitativa es una diferencia cuantitativa. Los delfines no alcanzaran la potencia que tiene una razón humana, por mucha inteligencia que puedan tener.

Luego existen otra serie de características propia de la especie humana que no encuentran parangón en otros estratos de la naturaleza. Por ejempo la capacidad de erguirse sobre las patas delanteras y dejar libre el uso de las manos. Esto es algo que no se ven en ninguna otra especie natural, pero también nos encontramos con la capacidad que tienen las personas de pasar vergüenza, cualidad que no tiene ningún otro animal.

Se puede comparar de mil maneras a los animales con el animal humano. Se podrán encontrar miles de similitudes entre ellos en el plano cualitativo, pero eso no significará que los humanos pierdan el papel superior que tienen en la naturaleza. Y sino miremos hacia atrás y veamos quién ha escrito la historia...

21 octubre 2006

Embrión o pre-embrión

Recientemente he publicado en el blog de "la lechuza" un análisis entre los conceptos de embrión y pre-embrión que son utilizados en la bioética actual para poder investigar o incluso tener una razón moral para permitir los abortos.

La distinción que ya lleva en boga unos años ha cambiado el panorama en la investigación con embriones humanos, sin embargo, una investigación crítica del concepto no acepta tal diferencia. Para los interesados en el tema dejo publicado el link a ese post.

"Embrión o pre-embrión"

Matrimonio, sociedad y gobierno

He publicado un nuevo post en el blog grupal que tengo con unos compañeros sobre el tema del matrimonio y la ley del divorcio en España con algunos enlaces periodísticos que puede ser de interés para todos aquellos que leyeron el post sobre "Los problemas de un noviazgo largo" y que están interesados en encontrar otra perspectiva sobre este tema tan polémico y de actual interés.

"Matrimonio, sociedad y gobierno"

18 octubre 2006

Enérgeia

Recientemente un buen amigo mío, Alejandro Sada, ha creado un grupo de discusión filosófica en la internet que viene a ser un nuevo recurso en la red para la expansión y mejor conocimiento de la filosofía.

El grupo, al que ha titulado Enérgeia
, viene a mejorar el panorama en lengua española sobre la investigación, profundización y conocimiento de la Verdad.

Muchas felicidades Alejandro por esta nueva aventura, y que tu blog (Tras el muro de Planck) y este nuevo grupo de discusión sigan añadiendo contenidos de calidad sobre filosofía.

15 octubre 2006

Cumpleaños de Nietzsche y Foucault



Es curioso que dos filósofos de este calibre nacieran el mismo día, pero lo que es curioso es que uno fuese el "maestro" del otro, en el sentido de que la filosofía de Foucault estuviera tan influida por las ideas de Nietzsche.

Aunque yo no esté muy de acuerdo con buena parte de sus teorías no quita para que no les consideré dos filósofos de gran renombre que han cambiado el decurso del pensamiento histórico de las sociedades.

Friedrich
W. Nietzsche

Michel Foucault

12 octubre 2006

Las ventajas del poder

"La Lechuza" es un blog de cultura y sociedad que acaba de arrancar y en la que unos compañeros y yo trataremos diversos temas de interes relacionados con temas de actualidad, recortes de noticias, arte, literatura, cine, filosofía y un largo etc... Los posts que colgaremos tratarán de los diversos temas que más nos interesen a cada uno.

La primera entrada que he publicado trata sobre las ventajas del poder y la situación actual entre Corea del Norte, Estados Unidos y la Unión Europea. Así que dejo aquí el enlace para aquellos que les interese el tema.

"Las ventajas del poder"

10 octubre 2006

La filosofía en nuestro siglo

Recientemente he podido leer un artículo titulado "La filosofía en el siglo XXI" que hablaba de las expectativas, un tanto pesimistas, para la filosofía del siglo en el que nos encontramos. Entre otras cosas, el artículo se muestra apenado por la mala marcha que lleva el pensamiento filosófico y propone la vuelta a la unidad entre forma y materia aristotélica, recuperación que me parece muy acertada y válida.

Sin embargo, no opino lo mismo a la hora de juzgar el pensamiento filosófico de nuestro tiempo. Es cierto que nos hemos embarcado en una filosofía que se dedica a tratar cuestiones de tipo social y cultural, y no solo las estrictamente filosóficas y, aunque el pensamiento postcontemporáneo no es el mejor de toda la historia de la filosofía sí tiene sus buenas aportaciones. Con esto no quiero negar que la filosofía se encuentre en "decadencia y desuso". Pero quiero recordarles una idea que a mí me suele devolver la esperanza.

En La unidad de la experiencia filosófica de Étienne Gilson podemos ver como su autor lleva a cabo un análisis maestro de la historia de la fiosofía en el que se puede asistir a los periodos en los que la filosofía se ha desarrollado de un modo increible hasta que más tarde ha acontecido una gran caida y un tiempo de decadencia en el pensamiento filosófico. Podemos encontrar el "fin" de la filosofía escolástica con el nominalismo; y si seguimos analizando la historia, como hace Gilson, nos encontramos con la certeza de que la filosofía tiene esa unidad histórica en la que a las grandes producciones filosóficas les siguen sus respectivas caidas.

Por ello, tiendo a ser optimista y supongo que la esperanza que este conocimiento de la historia de la filosofía me produce, ayuda a que pueda retomar con mayor interés el estudio y práctica de la filosofía.

Link

Conceptualizando la realidad


La conceptualizacioón de la realidad se define como la explicación de los sucesos que ocurren durante un espacio temporal y que ayudan a la comprensión de lo que nos rodea. Esto sirve para crear una filosofía que se adecúe a la realidad pero que, a la vez, trata de adecuar esa realidad a la conceptualización que de ella se hace. Esto resulta un tanto paradójico.

La paradoja que se da es que se intenta explicar la realidad desde una idea, pero resulta que una idea nunca es la realidad. Una idea se eleva por encima de la realidad a la que se asemeja. No pretendo ser platónico ni sacar otra vez el Mundo de las Ideas, pero sí es cierto que las ideas son... ideales. Se nos presentan en nuestra imaginación como entes perfectos que se refieren a la realidad, pero entonces... esa supuesta conceptualización de la realidad nos deja fríos e inertes.

Pienso que nos alejamos tanto de esa realidad que nos quedamos de nuevo en una mera idealidad, en una búsqueda de la verdad que nos aleja de aquello que es realmente verdad, al menos para un realista. Que es la realidad que trata de ser conceptualizada. Sin embargo, no nos queda otro remedio porque conceptualizar significa eso. Es transportar toda idealidad hacia un "deber ser" que nunca se dará porque, entonces y solo entonces, ya no tendríamos una realidad sino una conceptualización que se ha hecho real, y la perfección del concepto no puede hacerse presente como algo real.

Por tanto, al aplicar el concepto a la realidad, que no es la cosa conocida sino un símbolo que nos remite a ella de alguna forma un tanto extraña, conocemos la deficiencia que ésta tiene con el concepto y por eso podemos conocerla, pero nunca podremos conceptualizar una realidad porque eso equivaldría a perfeccionarla, lo cual sería traicionar a la propia realidad.

07 octubre 2006

El primer principio

¿Cuál es el primer principio de la realidad?



YouTube

La verdad de uno fue la verdad de todos

Ensayo para Filosofía del Lenguaje del curso pasado.

En las últimas décadas hemos visto cómo el análisis del lenguaje se ganaba el honor de ser considerado la cúspide del trabajo filosófico. Esto no es señal de que otros campos filosóficos hayan sido olvidados, pero sí es cierto que, después de más de dos milenios de pensamiento, parece que no hay mucho en lo que ahondar. Sin embargo, se hace necesario dejar de teorizar en tan altos niveles de abstracción y llevar la investigación filosófica a la práctica, porque, al fin y al cabo, ¿de qué sirve el pensar si no es para traducirlo en acción?

“Todos los hombres desean por naturaleza saber” (Omnes homines natura scire desiderant)(1) . Aristóteles comienza así el libro I de la Metafísica, pero si todos los hombres desean por naturaleza saber, lo desean para poner en práctica eso que han aprendido. ¿De qué sirve el conocimiento si no se traduce en conocimiento práctico? Evidentemente hay conocimientos que no pueden desligarse de un ámbito puramente teórico, pero vivir exige acción, la acción responsabilidad, y el primer requisito de la responsabilidad es el conocimiento.

“En efecto, los principios de la acción son los fines por los cuales se obra; pero el hombre corrompido por el placer o el dolor pierde la percepción clara del principio, […] el vicio destruye el principio”(2) . Se ve que el conocimiento se hace necesario para la correcta ejecución de las acciones, no solo debemos conocer por conocer, hay que traducirlo en actos. Así, no es sorprendente que nos encontremos con infinitas investigaciones sobre el significado de la verdad y su análisis. Pero, sorteando lo que denominaríamos investigación ética, debemos enfrentarnos a la propia sociedad.

Toda investigación filosófica acaba por olvidarse de la realidad como un entramado en el que conviven, existen y se relacionan las personas. Al final, toda investigación termina por volverse tan abstracta que se vuelve incapaz de modificar la praxis de la gente. ¿De qué sirve hablar de la verdad si no sabemos qué piensa la humanidad sobre lo qué es la verdad?

En la actualidad, la mayoría piensa que la verdad es la verdad de cada uno. La investigación filosófica busca desentrañar la verdad desde el lenguaje. J. L. Austin pone el siguiente ejemplo: “supongamos que todas las circunstancias de situación que han de estar en orden para tener éxito al enunciar algo, lo están; incluso cuando ya he tenido éxito surge la pregunta, ¿lo que yo he enunciado era verdadero o falso? Y esta es la pregunta, hablando en términos ordinarios, acerca de si el enunciado corresponde a los hechos”(3) . En última instancia, qué obtiene de esto una persona de la calle. Nada. Su vida no se rige en torno a los pensamientos que un filósofo pueda tener sobre la verdad o la falsedad en el lenguaje, porque para ellos por la boca muere el pez. Lo dicho, dicho está.

“Por ello, --viene a concluir Austin--, la solución del problema de la verdad no debe ser buscada en una simple distinción de ‘verdadero’ y ‘falso’, ni en la distinción entre los enunciados y el resto de los actos de habla”(4) . Y aunque Austin prosigue por otros derroteros y busca aclarar la noción de verdad en el lenguaje; pienso que la verdad debe ser aclarada desde cada persona y contando con cada persona para ello.

Es obvio que siempre que se busca solucionar un trascendental, como el de la verdad, tenemos que recurrir a una teoría universal que pueda explicarlo para todos de una manera satisfactoria. Pero, la verdad, aunque sea en el fondo algo objetivo, como dice santo Tomás: “así como lo verdadero se encuentra de un modo más principal en el entendimiento que en las cosas, así también se halla más principalmente en el entendimiento que juzga que en el acto por el que el entendimiento forma las quididades de las cosas”(5) , también es algo subjetivo.

En el entendimiento la verdad se encuentra de forma objetiva en cuanto que su captación proviene de lo sentido desde la realidad, sin embargo, en el momento en el que realizamos un juicio y transformamos el concepto de nuestra mente en una expresión ya lo estamos subjetivizando, lo estamos convirtiendo en algo nuestro. Pasamos del mundo objetivo al mundo de las sensaciones internas que conforman nuestro espíritu y dotan al pensamiento de una realidad que es propia de cada uno.

Entonces, ¿qué es la verdad? Objetivamente la verdad se encuentra en nosotros, pero nunca podremos escapar a nuestro mundo interior. Eso nos deja a merced de nuestra propia subjetividad y solo nos resta bucear en lo más profundo de nuestro ser para acercarnos a ella. De hecho, el Oráculo de Delfos ya se lo anunciaba a Sócrates: “Conócete a ti mismo”. Pero, ¿cómo se conoce uno a sí mismo? En palabras de Hugues de Saint-Victor: “Conocerse a sí mismo es saber su condición, su orden, lo que debía a lo que está por encima de él, en él y por debajo de él; comprender cuál había sido hecho, cómo debía conducirse, lo que debía hacer o no hacer: en todo eso consistía conocerse”(6) .

En el fondo, cada uno conoce la verdad conociéndose a si mismo. Para tal fin hay infinitos métodos: unos nunca llegarán a conocerse; otros se conocerán como puedan; algunos acabarán conociéndose mediante la introspección. Pero, en el fondo, los que lograrán conocerse bien serán aquellos que pongan la búsqueda del conocimiento fuera de ellos mismos: “El conocimiento de Dios sin el de nuestra miseria hace el orgullo; el conocimiento de nuestra miseria sin el de Dios hace la desesperación. El conocimiento de Jesucristo es el medio, porque en él encontramos a Dios y nuestra miseria”(7) .

Toda búsqueda de la verdad comienza y termina por la búsqueda de la propia intimidad.



Bibliografía utilizada

  1. Metafísica, Aristóteles. Libro I. Edición trilingüe de Valentín García Yebra. Gredos. 1998
  2. Ética a Nicómaco, Aristóteles. Libro VI. Edición bilingüe de María Araujo y Julián Marías. Clásicos Políticos. Madrid, 2002
  3. J. L. Austin. “We have here a new dimension of criticism of the accomplished statement” Words, p. 139. Citado por Jaime Nubiola en J. L. Austin: Análisis y verdad. Anuario Filosófico X/2 (1977)
  4. Jaime Nubiola. J. L. Austin: Análisis y verdad. Anuario Filosófico X/2 (1997)
  5. Santo Tomás de Aquino. De Veritate 1 Artículo III. Traducción de Jesús García López en: Doctrina de Santo Tomás sobre la verdad, Eunsa, Pamplona 1967, p. 172.
  6. Hugues de Saint-Victor, De sacramentis, I, 6, 15; Patr. Lat., t. 176, col. 272. Citado por Étienne Gilson. El espíritu de la Filosofía Medieval. Biblioteca del cincuentenario. Rialp 2004. p. 220.
  7. B. Pascal, Pensées, L. Brunschvig, edic. minor, p. 367. Citado por Étienne Gilson. El espíritu de la Filosofía Medieval. Biblioteca del cincuentenario. Rialp 2004.

06 octubre 2006

Homenaje a Niels Bohr




Quiero conmemorar el nacimiento del físico danés Niels Bohr para quien aprender a pensar era algo muy importante. Espero que la siguiente anécdota sea lo suficientemente ilustrativa:

Sir Ernest Rutherford, Premio Nóbel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota: Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que éste afirmaba con rotundidad que su respuesta era absolutamente acertada. Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo.

Leí la pregunta del examen y decía: "Demuestre cómo es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro". El estudiante había respondido: "Lleve el barómetro a la azotea del edificio y átele una cuerda muy larga. Descuélguelo hasta la base del edificio, marque y mida. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio".

Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente. Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, al obtener una nota más alta certificaría su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.

Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física. Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunte si deseaba retirarse, pero me contestó que tenía muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excusé por interrumpirle y le rogué que continuara. En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: "Tome el barómetro y láncelo al suelo desde la azotea del edificio, tome el tiempo de caída con un cronómetro. Después aplique la fórmula un medio de la altura por la aceleración de la gravedad y por el cuadrado del tiempo. Y así obtenemos la altura del edificio". En este punto le pregunté a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dio la nota más alta. Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta. Bueno, respondió, hay muchas maneras, por ejemplo, tome el barómetro en un día soleado y mida la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio.

Perfecto, le dije, ¿y de otra manera? Si, contestó, este es un procedimiento muy básico para medir un edificio, pero también sirve. En este método, se toma el barómetro y se sitúa en las escaleras del edificio en la planta baja. Según se sube las escaleras, se va marcando la altura del barómetro y se cuenta el número de marcas hasta la azotea. Se multiplica al final la altura del barómetro por el número de marcas que se ha hecho y ya se tiene la altura. Este es un método muy directo. Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento más sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro está a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla fórmula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio. En este mismo estilo, se ata el barómetro a una cuerda y se lo descuelga desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo se puede calcular la altura midiendo su periodo de presesión. En fin, concluyó, existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor sea tomar el barómetro y golpear con él la puerta de la casa del portero. Cuando abra, decirle: "Señor portero, aquí tengo un bonito barómetro, si me dice la altura de este edificio, se lo regalo”.

En este momento de la conversación, le pregunté si conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares).

Evidentemente dijo que la conocía, pero que le molestaba que durante sus estudios sus profesores habían intentado enseñarle a pensar. El estudiante se llamaba Niels Bohr, físico danés, premio Nóbel de Física en 1922, más conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodean. Fue fundamentalmente un innovador de la teoría cuántica. Y lo fue porque le habían enseñado a pensar.

05 octubre 2006

Los problemas de un noviazgo largo


En la sociedad actual una gran parte de los matrimonios se separan. Las parejas se casan y en un breve lapso de tiempo la convivencia se hace imposible llevando inevitablemente a la consabida separación o divorcio. Este problema afecta cada vez más a las conciencias individuales y permite la aparición del miedo a la unión marital del tipo que sea. ¿Qué es lo que está sucediendo para que este "epidemia" se expanda a tanta velocidad? No pretendo que estas letras sean un estudio pormenorizado de la sociedad, ni siquiera son un estudio... pero las opiniones se mantienen como ciertas hasta que argumentos contrarios las cambian.

Los análisis sobre la sociedad revelan que la edad media para casarse se encuentra en la treintena y la adecuada para tener hijos uno o dos años después de la boda. Hace unas décadas la edad media se encontraba sobre los 25 años. Los factores que han intervenido en este cambio cultural y social son complejos y variados y no corresponde ahora analizarlos ni comentarlos. Pero lo que sí corresponde es realizar una explicación, bastante ingenua pero no por ello menos cierta o errónea, de la realidad.

Las parejas actuales mantienen un noviazgo de unos cinco años aproximadamente antes de embarcarse en un proyecto de vida en común, eso en el mejor de los casos, porque podemos llegar a encontrarnos con parejas que han mantenido un noviazgo de diez o más años. Son estos casos, los de un noviazgo largo, los que pueden ser la tabla de salvación o agujero de perdición de un matrimonio. Los casos en los que una relación comienza en un periodo de la juventud relativamente temprano suelen forjarse y adaptarse los caracteres de los adolescentes adecuándose el uno al otro y, por lo tanto, son una tabal de salvación. Sin embargo, cuando la relación comienza cuando el desarrollo adolescente ha terminado, la convivencia se hace más difícil y uno se puede encontrar sepultado en las tinieblas.

Con esto lo que se quiere decir es que una persona que ya tiene un nivel de maduración y experiencia alto ha mantenido y mantendrá unos hábitos y vicios que han configurado su carácter desde su adolescencia. Hasta aquí no existe ningún problema ya que es lo que siempre se ha dado en cualquier relación. Sin embargo, es aquí donde aparecen los problemas.

En una relación de noviazgo larga, de 5 a 10 años, se da un proceso de adaptabilidad vital al proyecto de la otra persona y viceversa. Cada uno tiene su lugar de residencia, su trabajo y su círculo social bien definido y establecido. Esto conlleva que cada uno se intente adaptar a la otra persona y buscar tiempo para compartir experiencias y crecer como pareja. Sin embargo, ese compartir experiencias y crecer como pareja durante un largo periodo de tiempo genera nuevos hábitos de, lo que podríamos llamar, "convivencia separada" que influyen en la forma de vivir de cada uno. Finalmente, se llega al matrimonio y a la vida en común con unos hábitos y unos caractereres fuertemente establecidos, cuya superación resulta ser algo complejo y difícil

A los pequeños y grandes problemas que tiene un matrimonio naciente se suma la pérdida de una supuesta libertad irrestricta que permitía a cada persona, dentro de una pareja, poder hacer una vida propia además de la que se tenía con su novio o novia. Esto conlleva a que, en una sociedad actual en la que se fomenta el individualismo, la vía fácil para la resolución de las dificultades y la gran falta de sacrificio, se prefiera el romper definitivamente con un vínculo al que se le presupone la característica de indisoluble y seguir viviendo como antes... es decir, que cada uno se enfrente a sus propios problemas porque la vida en común se hace demasiado difícil.

Esta visión del problema del aumento de los divorcios en nuestra sociedad no es completa, pero las visiones parciales sobre un mismo problema ayudan a crear una visión global que ayuda a su resolución. Muchas personas podrán estar en desacuerdo con esta postura, pero lo que no se me podrá negar es que la sociedad en la que vivimos prefiere su propio bienestar antes que el sacrificio. Y esta visión de la realidad actúa como onda expansiva y fomenta esta clase de problemas dentro de nuestra cultura.

Ahora bien, todo lo hasta ahora dicho no significa necesariamente que una pareja se rompa solo por el hecho de haber pasado por un noviazgo largo, y tampoco por haberlo pasado tiene que romperse.
Sin embargo, sí es cierto que la idea de casarse y de tener hijos antes de los treinta se ha convertido en un pensamiento repudiado y criticado por la sociedad, y aquellos que lo piensan y lo llevan a cabo están, en palabras de la gente, destinados a hundirse en la miseria por no tener la preparación ni la experiencia necesaria para soportar una vida tan "sacrificada" a tan tierna edad. Será que los que lo dicen tienen tanto miedo a vivir que prefieren esconderse tras el manto del conformismo, el bienestar y lo "políticamente correcto".

03 octubre 2006

Identidades virtuales

Hace unos días, en una de las primeras clases que han logrado que yo ponga en marcha este blog, se presentó un concepto que, aunque ya conocido por mí, logró que pensase un poco más sobre su significado y sus implicaciones. El concepto en cuestión era el de "identidad virtual".

El profesor hablaba de la facilidad con la que hoy en día se puede encontrar información sobre casi cualquier persona a traves de internet; una sencilla búsqueda en el google puede arrojar resultados inesperados sobre un hombre o mujer cualquiera. La idea que este profesor tenía en mente era la de meternos en la cabeza la importancia de construir una buena identidad digital puesto que algún día alguién nos buscaría, nos encontraría y lo sabría todo sobre nosotros.

Hasta aquí todo parece normal, es reciente en nuestra cultura, pero casi toda la información es pública y las formas de acceder a ella son variadas. La identidad digital se preseta como una nueva "máscara" que hay que cuidar y cultivar, nuestro futuro puede depender en gran parte de lo que un empresario pueda leer sobre nosotros en la web.

En la era actual, la era de las comunicaciones... la era digital
una página web, un blog, un espacio de msn, etc... se convierten en espejos de presentación que mejoran nuestro aspecto digital, siempre y cuando se cuiden de la forma adecuada.
Sin embargo, un posible problema es el falseamiento que uno puede hacer de su identidad digital, es mas, la idea de tener un sinfin de identidades digitales en las que apoyarnos se hace deseable. La sociedad humana siempre critica y aprueba a las diferentes personas que entran y salen de su vida, tanto pública como privada. En unos tiempos en los que la vida de las personas es lo que más se comenta... el recurso a una identidad virtual alterada permite escapar a la prisión cotidiana de la realidad. Todo el mundo puede convertirse en un ser que realmente no es. Todo el mundo puede cambiar quién y qué es, pero... ¿a qué precio?