19 febrero 2007

Relaciones entre Aristóteles y Wittgenstein

"Y el punto de partida para reconocer todos los argumentos de esta clase no es exigir que el adversario reconozca que algo es o que no es (pues esto sin duda podría ser considerado como una petición de principio), sino que significa algo para él mismo y para otro; esto, en efecto necesariamente ha de reconocerlo si realmente quiere decir algo; pues si no, este tal no podría razonar ni consigo mismo ni con otro. Pero, si concede esto, será posible una demostración, pues ya habrá algo definido."

Aristóteles
Libro IV Metafísica


"El significado de una palabra es su uso en el lenguaje. En otras palabras, las palabras significan lo que significan porque las usamos como las usamos."

L. Wittgenstein
Investigaciones Filosóficas


En este famoso pasaje de la Metafísica aristotélica el Estagirita defiende la validez del principio de no-contradicción como un recurso necesario para poder dialogar y demostrar, de igual forma, la validez del propio principio. Si entre los hablantes el lenguaje no tiene significado entonces no hay comunicación, no hay nada. Por ello, el principio de contradicción permite hablar, porque en cuanto se emite una palabra ya se encuentra regida por el principio y solamente podrá significar una cosa.

Wittgenstein aparece aquí como la concreción de esta idea. Sostiene, como se ha leído, que las palabras significan lo que significan según el uso que hagamos de ellas, y dentro de una comunidad lingüística podrá haber comunicación y diálogo siempre y cuando el significado que cada hablante dé a las palabras sea el mismo que el que el oyente les adscriba. Si resulta que no somos capaces de saber de qué estamos hablando usando las palabras de una misma lengua nos hemos convertido en extranjeros los unos para los otros.

Es curioso porque parece que vivimos en un mundo de este tipo. Creemos comunicarnos pero realmente no lo hacemos porque el significado concreto de las palabras se ha perdido, y cada uno las utiliza de la forma que más le agrada. El amor por el buen uso de las lenguas ha desaparecido, y con ello estamos matando uno de los rasgos que conforman nuestra identidad cultural. El lenguaje se convierte así en un arma de doble filo usado en cualquier frente de una forma utilitarista y egoísta.

Solo el buen hacer de una población preocupada por el tesoro que conforma el significado de sus palabras y la belleza de sus expresiones puede lograr que el lenguaje sea utilizado con el cariño y dedicación que se merece, porque si perdemos el significado y el uso de nuestras palabras ¿Cómo nos comunicaremos?

1 comentario:

Anónimo dijo...

He estado pululando por tu blog y me parece estupendo, hace honor a su nombre. Sigue así compañero...