21 enero 2007

Tiempo, subjetividad y estudio

Tantos filósofos han hablado, divagado o teorizado sobre el tiempo que siempre es difícil decir algo que no hayan dicho ya, por no decir que es imposible no decir algo que ya haya sido pensado. De una manera u otra, siempre nos encontramos con la imposibilidad del pensamiento fresco y nuevo; del nacimiento de una nueva idea que cambie las cosas. Ciertamente en el plano formal se pueden alumbrar nuevas teorías, pero en el plano material todo ya ha sido pensado. No hay más materia que la que hay; da igual las formas que esta pueda adquirir, lo que es cierto es que la materia ya ha sido dada.

Pues bien, me enfrento, de nuevo, a la experiencia del tiempo. Esa medida que utilizamos en segundos, minutos y horas que hace que el suceso de los movimientos y acontecimientos escape de nuestra manos: "el tiempo es oro". No hay tiempo ni para estudiar, ni para publicar, ni para simplemente "estar". La vorágine del reloj me ha atrapado desde hace unos meses, y es difícil, por no decir imposible, dedicarse a la escritura. Y, sin embargo, es curioso que en nuestra sociedad la mayoría de la gente piense que el tiempo, considerado como segundos, minutos, horas, días, etc, es algo objetivo, auto-subsistente, y cuyo cambio por parte de terceros es imposible.

Es cierto que todos tienen la experiencia subjetiva y más bien psicológica del paso más lento o más rápido de algunos acontecimientos, ya sea por las expectativas, el aburrimiento o la alegría. Pero de ahí a admitir la existencia del tiempo como algo objetivo fuera del propio tiempo me resulta, al menos paradójico.

Sin embargo, lo cierto es que el tiempo pasa y ya debería
estar estudiando...




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