21 enero 2007

Solidaridad y dependencia

Los seres humanos somos dependientes los unos de los otros. Esto es algo que se ve desde el nacimiento, ya que somos incapaces de sobrevivir sin los cuidados familiares o del grupo social. Sin embargo, en los últimos tiempos se han alzado innumerables voces críticas contra la dependencia humana, y entre la población ha calado un hondo sentimiento de independencia, que, por lo normal, ha terminado en el angustioso sentimiento de la soledad. Así lo ha afirmado Alasdair MacIntyre en su obra "Animales racionales y dependientes".

Hace poco, debido a los problemas en Francia sobre las poblaciones de inmigrantes de 2º y 3º generación, se abrió en España el debate de la necesidad de la integración racial y cultural. Como todos recordarán, los incendios, de los que hace poco se conmemoraba un año con nuevos actos vandálicos, de las afueras de París provocaron una corriente de terror en la mayoría de los europeos por si esto sucedía en sus respectivos paises.

Pues bien, esto sirve como ejemplo práctico de lo necesitado que está el ser humano. Somos seres individuales reunidos en una sociedad, y como tales necesitamos los unos de los otros. Si esto no fuese así, las sociedades humanas basadas en elementos comunes nunca se hubiesen dado; de hecho, no hubiésemos madurado como especie cultural.

Cada uno de nosotros es un "alguien" que se dirige a otro "alguien", un "yo" que se sabe considerado por otros, ciertamente, como un "otro", pero nunca distinto de una totalidad integrada por todas aquellas individualidades que nos rodean. Personas que se saben necesitadas por otras personas, y no hay más facilidad para advertir este pensamiento que saber que algún día nosotros necesitaremos de otros, ya sea en la enfermedad, ya sea en la vejez o de cualquier otro modo... ¡pero necesitaremos de alguien! Y sino, no hay más que ver...



Y por si no se ha visto lo suficientemente bien lo que es ser un ser dependiente y necesitado...


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